sábado, 17 de enero de 2009

Correos y Telégrafos de Sagua

-

PRIMER CORREO
-
La primera Administración de Correos se estableció en 1834, nombrándose a Don Antonio José Díaz como su director, el cual era uno de los fundadores de 1812. El 26 de Diciembre de 1920 se inauguró el bello edificio de Correos (en su planta baja) y Telégrafos (en su planta alta), que en la calle Carmen Ribalta casi esquina Clara Barton, que mandó a construir el Alcalde Don Carlos Alfert y Leiva. Más tarde, en los años setentas,se trasladó a lo que era la antigua Plaza del Mercado en la esquina de Maceo y Carmen Ribalta.

El primer edificio se encontraba en la calle Colón esquina Padre Varela, frente al parque de la Independencia y dentro del terreno que más tarde fue el patio de El Apostolado.


SEGUNDO EDIFICIO



El segundo edificio de Correos y Telégrafos de Sagua La Grande (Carmen Ribalta entre Libertadores y Clara Barton), fue construído en 1920; atendía directamente a las del puerto de Isabela, Quemado de Güines, Rancho Veloz, Sierra Morena, Corralillo, Cifuentes, Sitiecito y Calabazar de Sagua. Contaba con 5 telegrafistas, 4 mensajeros, 2 encargados de la mesa de expedición, 2 colectores, 2 reparadores de línea, 1 encargado de la batería, un mozo de limpieza, y un auxiliar de oficina.

Antonio M. Lazcano Boada, fue el administrador del Correo de Sagua La Grande desde 1933, estudió Ciencias Sociales en La Habana y era muy conocido y activo en diferentes sociedades e instituciones de la Villa del Undoso.

Benardo García Díaz fue el Jefe de la Oficina Local de Telégrafos de Sagua La Grande desde el año 1933. Se graduó de telegrafista en 1918, estando empleado desde su graduación. Además estudió Derecho en la Universidad de La Habana; fue Secretario del Casino Español, miembro del Yacht Club, perteneciendo a la Asociación de Telegrafistas de la República de Cuba; también miembro del Centro Asturiano de La Habana. Este centro telegráfico se consideró entre los mejor atendidos de la Isla, gracias a la dedicación de Don Bernardo.





TELEGRAFOS

El Miércoles 30 de Junio de 1856 se dá otro gran salto al progreso con la inauguración del telégrafo de Morse, montado por el empresario contratista Don José Pagés y siendo su primer telegrafista Don Luciano Verdaguer.El primer mensaje, oficial, lo envió el Teniente Gobernador de Sagua Don Francisco J. Gómez de la Serna hacia la capital, preguntando por la salud del Capitán General,y el primer mensaje particular o público fue enviado por el dueño de la Imprenta y Periódico Don Antonio Miguel Alcover y Jaumé al periódico de Santa Clara “La Alborada”,el cual decía lo siguiente:

“Señores redactores de “La Alborada: Sagua La Grande saluda a su afectuosa hermana Villaclara y le desea toda clase de prosperidades” A lo que “La Alborada” contestó:

“Sr. D. Antonio M. Alcover.
La redacción de “La Alborada” devuelve en nombre de la Villa el afectuoso saludo a la floreciente Sagua. Viva feliz “Eligio Capiró”.

Con el telégrafo, la nueva moda de Sagua, se da un enorme salto en las tradicionales comunicaciones del correo que hasta el momento, y por muchos siglos, había consistido en el intercambio del mensaje escrito en papel que demoraba semanas en llegar de un extremo a otro de la Isla, y meses entre Europa y Cuba (aunque otro invento reciente, el ferrocarril, lo había adelantado a días).

El intercambio epistolar comenzó a usar este invento para el envío de cortos mensajes al que se le llamó “telegrama” que consistía en escribir el comunicado telegráfico en un papel y un cartero se encargaba de entregarlo a su destinatario.

Estas cartas electrónicas instantáneas costaban el triple que un sello de correo, pero un mensaje de La Habana llegaba a su destinatario en Sagua en pocos minutos, la demora era apenas el viaje del cartero desde el correo a la casa. Lo cual se hacía en el momento que el telegrafista redactaba el mensaje, pues este era primera prioridad.

En los años 1970 la Plaza del Mercado (construcción de Canut) ya no cumplía con su misión tradicional y se decidió pasar hacia allí a Correos y Telégrafos, perdiéndose la comodidad del viejo pero bien diseñado edificio, aunque ganándose en amplitud.

-
Extracto del "Archivo Sabaneque" de Sagua La Grande





-

-