jueves, 14 de abril de 2011

Labrador Ruiz, el Quevedo del Caribe

Por Alberto Baeza Flores

Publicado en la Revista "El Undoso" (Diciembre -1980)

En "Quevedo queda", en "Tiempo de Historia", de Eduardo Haro Tegglen -su fundador director- ha escrito Francisco Umbral, para conmemorar los cuatro siglos de Quevedo, algo que me parece esclarecedor y fundamental: "Quevedo es uno de los primeros hombres modernos de Europa, un Voltaire. . . Quevedo es Voltaire un siglo antes de Voltaire y sin tener ninguna revolución por delante" . . . "Quevedo, con el solo precedente de Dante, en su cultura personal, imagina y escribe constantemente la realidad otra que pone en cuestión la realidad mostrenca, establecida y estatal".


Umbral es un quevediano o quevedista que escribe, además, con el dandysmo trágico y desgarrado de Larra, pero no podemos olvidar al gran maestro quevediano del siglo XX, y tan personal, que debió ser hace años un Nóbel, como una manera de premiar a don Francisco que vivió cuatro siglos antes del Nóbel y al que a lo mejor no se lo hubieran dado, como no se lo dieron a su discípulo y pariente del siglo XX: Camilo José Cela, quevediano de la Era Post-atómica.

Con mi amigo el notable poeta de Córdoba Luis Jiménez Martos, director de la prestigiosa Colección Adonais de Rialp, conversabamos hace muy poco en Los Arroyos, bajo la Sierra del Guadarrama, del homenaje de los poetas españoles a don Francisco de Quevedo en Villanueva de los Infantes, y en el Convento de Santo Domingo donde murió Quevedo. En el convento aún está la celda que habitó el poeta que escribió que las cenizas tendrán sentido, pues serán polvo enamorado.


Allí, en la villa manchega, Jiménez Martos leyó su "Canción para Francisco de Quevedo en el sitio de su muerte". Miembros del Taller Prometeo de Poesía Nueva dijeron sus homenajes y el quinteto "Biset"interpretó a Bach y a Mozart para que las cenizas de don Francisco escucharan. Y habló el alcalde.


Estaba con nosotros Pedro Macía, en Los Arroyos, mientras evocábamos a Quevedo. Pedro Macía es un escritor, con una inquietud creadora que va desde el teatro hasta el relato y desde la crónica hasta el ensayo. Es quien mejor conoce, ha meditado, y ahora ha escrito un libro, sobre la comunicación colectiva, con su experiencia en la televisión. Como director de "Telediario" en la televisión espanola, se convirtió en una institución nacional y más allá de España. Sentó cátedra de una escuela de como informar y decir, de cómo estructurar y expresar el comentario y la noticia.


Ahora, como director de "Siete Días", por la primera cadena de televisión, en España, rindió un homenaje al madrileño don Francisco de Quevedo, memorable por sus imágenes, sus comentarios y la presencia del historiador de la cultura de Madrid: don Federico Carlos Sainz de Robles. Don Francisco de Quevedo - ese hermano de Goya en el siglo de oro de la literaturá espanola - debe haber agradecido, desde su soledad de precursor de surrealistas y existencialistas, este homenaje - imagen hacia millones -de Pedro Macía.

¿Y Enrique Labrador Ruiz? No nos hemos olvidado de él, porque calza bien en este año de Quevedo y porque es el Quevedo de la extensa área del Caribe y aún más allá, como que es el precursor de las historias que después escribió García Márquez. Quien marcó el tono, la manera, el clima literario, el reencuentro con el realismo mágico fue Enrique Labrador Ruiz.

Ahora, en el “Año de Quevedo" ha hecho su ingreso en la Academia Norteamericana, correspondiente a la Real Academia Española de la Lengua. Quevedo debe haber enviado algún telegrama de felicitaciones desde don Francisco esté, pues se reconoce, en magna ceremonia, a uno de los suyos.


En carta desde la Florida, Labrador Ruiz me decía antes de partir a Nueva York: "Debo decirte que el 5 de noviembre estaré en Nueva York y no para huir de las elecciones sino para disponerme a hacer ese discurso fatalmente de ingreso que es imprescindible antes de ingresar a la Academia. (No tengo ninguna tendencia a la locura o manía de academizar, sino que soy perseguido por la fatalidad histórica de los años.)


Y eso supone que te enjarreten medallas, titulos, etc. Es un tema para el más jóven de los escritores quevedianos y quevedescos de esta era cibernética, que deambula por Madrid y Nueva York, de orilla a orilla: Carlos Alberto Montaner."

Don Francisco de Quevedo vive más que nunca al cabo de sus cuatro siglos y ha establecido prodigiosamente la "tribu" quevediana y quevedesca en la Era Espacial. Creo que Cervantes debe tenerle, ahora, un poco de envidia.