Desde la época de su padre, la Fundición tuvo un crecimiento astronómico y en los años cincuentas exhibió su máximo esplendor hasta ser intervenida al triunfo de la revolución de 1959. Aunque sus logros materiales no tienen paralelos en nuestra Región, hay que hablar también de sus cualidades espirituales porque “ser jefe no es tarea sencilla”.
Sus obreros eran los mejores pagados y más privilegiados de Sagua La Grande, por lo que un alto porciento de la población aspiraba algún día ser trabajador de esta poderosa industria. “Mafala”, como le llababan en lenguaje sagüero, tenía como mayor éxito de su empresa, el don de saber tratar correctamente a sus obreros antes que todo lo demás, todos y cada uno de ellos acudían directamente a él cuando tenían algún problema o necesidad familiar y Mafala siempre les resolvía sus conflictos.
En su mayoría los trabajadores tenían buenas casas, autos y envidiable nivel de vida; pero no bastándole con eso, este gringo bonachón se le ocurrió un buen día la genial idea de construir un Reparto Residencial (o Barrio Obrero) para cubrir las necesidades de los empleados de la fundición. Se trataba de casas de dos a 4 cuartos (según las necesidades individuales) con jardín, parque de recreo, parque deportivo y una Escuela para los hijos de los obreros; todo esto en un terreno en “Los Maguitos” que ya poseía, y los primeros pasos fueron dados para tal empeño en 1958, el costo de construcción lo logró ajustar a niveles muy bajos, lo cual le permitió diseñar un programa donde le descontaría una cifra muy baja al sueldo de los obreros para que así pudieran pagar en pocos años la casa que ya estaban disfrutando desde el principio.
El plano estaba hecho, y cerca estaba este ejemplo sagüero para mostrarse a otras industrias cubanas, cuando su fundición fue intervenida, y el viento se llevó su último gran sueño. Era tan querido por sus 422 empleados que nunca tuvo una huelga o conflicto laboral a pesar de ser una inmensa fábrica. Su otro lado espiritual que hay que reconocer es el de filántropo pues son incontables las causas nobles en la que siempre estuvo involucrado, y en las que lo involucraban diariamente ya que no había día en que alguna institución fuera a pedir su ayuda.
El Rincón Martiano le debe mucho a su aporte económico y material, el Gimnasio Sagua, el Hospital Pocurull, la Creche, el Asilo de Ancianos..., dentro de una larga lista innecesaria de enumerar en su biografía, pero que sí deben recordarse en artículos independientes, para que nunca se olvide a este “Hijo Adoptivo” de Sagua La Grande que en poco tiempo se convirtió en “Hijo Predilecto”, y cuyo aporte económico a la riqueza local, muchas ciudades huvieran envidiado tener.
A pesar de su aplatanado sagüerismo, nunca olvidó a su nación norteamericana y durante la Segunda Guerra Mundial, de forma discreta y sin alardes, se convirtió en un importante suministrador de hierro para la industria militar, necesitada de esta valiosa materia prima para la construcción armas, municiones, carruajes, tanques, aviones y puentes.
Afirmaba graciosamente que era sagüero y que lo enterrarían en el cementerio de Sagua. Muere en Estados Unidos el 9 de Abril de 1982.
No hay comentarios:
Publicar un comentario