En lo más crudo y difícil de la guerra del 95 se distinguió en la villa de Sagua La Grande una heroína famosa: Elvira Delmonte y Lamar, que cariñosamente era conocida por “Chacha”. Esta gran patriota usó el simbólico nombre de guerra de “La Dama del Paraguas” pero en el cuerpo del servicio de espionaje de la Revolución Cubana, estaba oficialmente inscripta para su identificación con los signos de “Z-10”. Pocos cubanos hubo que lucharan por la causa hasta el sacrificio como esta gran mujer que tiene una historia extraordinaria e inmensa en holocausto a la libertad. En ella, como en muchas de estas gloriosas heroínas que sirvieron hasta el sacrificio a la gran causa, se revela lo que significa el espíritu de redención de estos seres superiores.
En la Postal de hoy nos sentimos honrados al recordar a esta generación esta cubana insigne, a la que rendimos la pleitesía de nuestro sincero reconocimiento.
Dicen que era matancera y que había nacido junto a las riberas del Yumurí, pero Sagua la reclamó como hija predilecta y no la olvidó jamás. Fueron sus padres Don Ignacio Del Monte y Doña Rosa Lamar. Fue una mujer educadísima y de grandes luces, que desde su adolescencia había abrazado con pasión la causa de su patria. Cuando se lleva a cabo la Guerra Chiquita, “Chacha” Del Monte, es la más eficaz auxiliar de los patriotas y actúa de acuerdo con Lucas Rangel y Florencio Someillán. La gente que comanda Pedro Duque Estrada, recibe en el campo insurrecto refuerzos valiosos de manos de esta valerosa dama.
Mucho la estimaba el General Emilio Núñez, con el que estuvo identificada la heroína y del que era constante informadora mientras éste se mantenía en la manigua. En la contienda última del 1895 fue eficacísima y manifestó su grande energía y su sacrificio en toda su magnitud. Jamás tuvo temor, siempre desafió al peligro y mantuvo el ideal que le daba fe, y así buscaba constantes recursos y los enviaba a los desolados campos. Sostenía diariamente un eficiente servicio de Correos con las fuerzas que mandaban respectivamente Salvador Herrera y el invicto General José Luis Robau del que fue poderosa auxiliar.
Era la surtidora de la Brigada Sagua, que siempre fue reforzada en medicinas, pertrechos de guerra, periódicos y correspondencia y de manera especial recibiendo a tiempo los avisos sobre las rutas y disposiciones de las fuerzas españolas, de cuyo movimiento estaba al tanto. “La Dama del Paraguas” para informar siempre presta y oportuna, bajo el rubro de la letra y cifra asignada de “Z-10” que era el sello de infinidad de comunicados llegado a los campamentos insurrectos para salvar vidas y proporcionar éxitos a las fuerzas mambisas y evitar muchas veces que los campamentos fueran sorprendidos por el enemigo.
Después de la guerra de Independencia esta extraordinaria mujer rehusó toda recompensa, que los libertadores quisieron otorgarle agradecidos, negándose a aceptar nada, pese a su modesta situación económica en aquellos difíciles momentos en que Cuba se encontraba totalmente agotada por la guerra. Al entrar en Sagua el General José Luis Robau exigió atenciones para “Chacha” Del Monte, y entonces la nombraron Jefe de Archivo por orden del Caudillo en la Administración Municipal, donde prestó sus servicios por tiempo indefinido. Siempre que se refirió a su valiosa actuación en la guerra, declinó modestamente sus grandes sacrificios y decía que en aquellos trabajos habían participado también otras valiosas cubanas que le ayudaron, pero que éstas siempre pidieron que sus nombres quedaran en el misterio. Como epílogo puede citarse el “Diario de Operaciones” de la Brigada Sagua que mandaba el General Robau, donde día a día se anotaron los servicios inestimables que periódicamente prestaba “Z-10” o la Dama del Paraguas” que así le decían porque usaba siempre un gran paraguas en cuyo interior depositaba documentos y objetos que transportaba de un lugar a otro, despintando a sus enemigos que jamás pudieron descubrirla. “Esta mujer, hizo más daño a España- dijo el General José Luis Robau- que todos los grupos insurrectos de esta zona y no ha habido heroína como ella, que hubiera burlado con tanta eficacia, las persecusiones del carnicero Weyler”.
Gloria a Elvira Delmonte Lamar y que su recuerdo perdure eternamente en Sagua y en Cuba entera que la consagrará en su historia por su sacrificio en pro de la Libertad.
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