UNA SUGERENCIA Y UNA PETICION
Por el Dr. José L. Alcover
Desde los albores del resurgimiento de "UNDOSO" debido al esfuerzo tesonero de un grupo de sagüeros meritísimos y entusiastas bajo la dirección idónea y certera del señor Raoul A. García, fui invitado a disponer de las páginas del vocero oficial del Municipio de los que nacimos en, y de los que aman a, las tierras que riega el UNDOSO en las proximidades de su desembocadura - y de los nativos de esta última también - contando asimismo, como damos a entender, con los que quieren con el corazón a aquellos parajes, sin haber nacido en ellos, pero que allí vivieron felices y crearon familias honorables y dignas en los alrededores del Río Sagua La Grande, y no caben dudas, de que todos son acreedores de que se les reconozca como buenos, queridos y dignos sagüeros.
Yo era un sagüero ausente, aunque siempre muy orgulloso de haber nacido en aquel hermoso, bello y querido lugar de Cuba, por eso no quise ocupar espacios en la Revista con mis pobres colaboraciones, ya que los sagüeros otrora presentes, son ahora los que deben firmar las primeras colaboraciones.
Nací en el número 112 de Ia calle Solís durante la última inundación de Sagua el año 1906, al desbordarse con el ímpetu habitual de sus crecientes, nuestro poderoso río, habiendo pasado mis primeros días de vida en una barbacoa de la tienda de víveres conocida con el nombre de "La Vascongada".
Mi padre, Antonio Miguel Alcover, acababa de editar la Historia de Sagua La Grande y su Jurisdicción; fui alumno de primera enseñanza en la Escuela de los Padres Jesuítas y, avalado por estas credenciales me creo con derecho a dirigirme a los sagüeros por nacimiento o naturalización, para hacerles una sugerencia y una petición, utilizando las acogedoras páginas de EL UNDOSO, nuestro muy querido órgano Iiterario y de información.
Baso Ia primera en que mi farnilia vivió muy compenetrada a la familia Albarrán y desde muy niño supe de los méritos, las glorias y los éxitos de aquel genio, que sin faltarle al respeto llamabamos Joaquín, me refiero como ya habrán comprendido al Profesor doctor Joaquín M. Albarrán y Domínguez. Conocimos al detalle todo lo concerniente a su vida ejemplar como gran cubano, luchador desde el extranjero por la independencia del a tierra que lo vio nacer, hombre íntegro, de una bondad extremada, muy humano y sentimental, poseedor de una vastísima cultura y como figura científica, su talento se desborda en sus valiosas contribuciones a la medicina, que fueron tan portentosas, que le hicieron alcanzar una foma tan firme y vigorosa que llegó o todos los confines del planeta en que vivimos.
En el pedestal de la estatura que le erigió nuestro pueblo, que era el de él están grabadas estas herrnosas palabras de Albarrán: “SI LOS AZARES DE LA VIDA ME HAN HECHO ADOPTAR POR PATRIA LA GRANDE NACION FRANCESA, NUNCA OLVIDO QUE SOY CUBANO Y SIEMPRE TENDERAN MIS ESFUERZOS A HACERME DIGNO DE LA TIERRA EN QUE NACl”. Y es rigurosomente cierto que se hizo digno de lo tierra en que nació y reconociendo esto no debe quedar un solo sagüero que no se haga el propósito de conocer en detalle todos los aspectos extraordinarios de aquella vida ejemplar. La fecha en que tuvo lugar el fallecimiento, fue el 17 de enero de 1912, así este mes se cumplen 61 años que el gran sabio falta de la tierra. Perdido para la ciencia, perdido para Francia, su patria adoptiva, y para Cuba y Sagua lugares de su origen.
El mejor homenaje que podrán rendirle los sagüeros a la memoria del ilustre profesor será conocer su vida ejemplar y luminosa. En Ia villa de Arcachón,, en la provincia de Burdeos en Froncia, fue el lugar de su muerte.
Y yo quiero hacer a los lectores de EL UNDOSO y a los sagüeros todos la sugerencia de adquirir la obra literaria, casi poética que Raoul A. Gorcía ha escrito sobre el maestro inmortal. Es una forma de conocer aquella vida insigne en el panoroma mundial que le tocó vivir.
En cuanto a la petición o los sagüeros es un ruego que les hago o mis conterráneos por este medio, el cual consiste, en que se considere Ia posibilidad de recaudar fondos entre todos los que estén en condiciones de hacer alguna oportación, por pequeña que sea, para que por la Directiva de nuestro Municipio en el Exilio se comisione a un sagüero que se trasladará o la Universidad de Gainesville en este Estado de lo Florida para, que en la Biblioteca de aquel Centro de estudios solicite en colidad de préstamo Ia Historia de Sagua La Grande y una vez que la tenga en sus manos, proceder a sacar copias fotostáticas de cada una de las páginas de la mencionada obra.
Una vez logrado esto, ir recopilando datos históricos de Sagua entre los sagüeros del exilio y los que permanecen en Cuba, cuyos datos abalcarán desde los inicios del presente siglo XX hasta los días que estamos viviendo.
Es deber de las generaciones presentes continuar la Historia hasta la Era actual.
En la Revista "UNDOSO" he leído con frecuencia artículos que contienen muchos datos para la Historia, entre ellos sobresalen los de Gustavo Alvaré y los del doctor Garcío lglesias, los que considero hombres de talento, muy documentados y elementos valiosos para estos empeños que señalo. Con el esfuerzo de todos los sagüeros se podría llevar adelante esta magna obra.
Pido a nuestra querida Presidenta, la distinguida dama muy sagüera. señora Graciela Martínez —viuda de Peña, llamada cariñosamente por sus familiares e íntimos, Tata Martínez, hija de un querido gran sagüero, Melquiades Martínez Q.E.P.D. cuyo nombre tendrá que pasar a nuestra Historia por haber sido un hombre justo, honrado, bondadoso y creador, ruego a la honorable Presidenta, repito, que como Ejecutiva le preste calor a esta petición y si es posible, proponga la creación de una Comisión de sagüeros que se dé a la tarea de escribir el Segundo Tomo de Ia Historia de Sagua La Grande, en cuya Comisión no pueden faltar Raoul A. García, Gustavo Alvaré, el doctor Manuel Garcia Iglesias, que tantas contribuciones ha hecho en EL UNDOSO sobre temas sagüeros y cuya contribución en los programas radiales de la "Fabulosa" todos recordamos con mucho agrado, así como otras personalidades sagüeras que de seguro querrán tomar parte en esta gestión histórica. De este modo se completarían los capítulos requeridos en un libro que será orgullo de los sagüeros y que pasará a las generaciones cubanas por venir.
En mi próximo artículo para EL UNDOSO prometo no ser peticionario. Pero en esta ocasión consideré esencial plantear estas cuestiones. Finalizo anticipando mi agradecimiento por la atención y el interés que puedan prestarle a estos asuntos aquí tratados que considero MUY SAGUEROS.
Miami, diciembre de 1972
No hay comentarios:
Publicar un comentario